Como ya os hemos contado en otras ocasiones, nuestros viajeros son los que mejor pueden explicar qué han sentido y experimentado al organizar su viaje con nosotros.

En esta ocasión nos han regalado un pequeño testimonio de su ruta por Marruecos:

Por la jubilación de mi marido, mis hijos decidieron regalarnos un viaje donde fuésemos todos juntos, que no fuera muy caro, que hubiera contraste cultural y el vuelo fuera cortito, y si hay algún destino que una esas características es Marruecos.

Ruta por Marruecos desde Marrakech

Llegamos a Marrakech, si no se ha visitado ningún lugar con esta cultura y costumbres, como era mi caso, es impactante. La Plaza Jemaa el-Fna está llena de puestos de frutas, encantadores de serpientes y de muchísimos paseantes.

Las calles que la rodean tienen un sabor muy especial, llenas de comercios típicos donde puedes encontrar artículos de cuero, especias, preciosas platerías… un montón de comercios artesanales, era difícil no caer en la tentación, pero eso sí, regateando.

Visitar el Palacio de Bahía, La Menara y la Koutubia es obligatorio.

También visitamos el Jardín Majorelle (conocida popularmente como la casa de Yves Saint Laurent), me alegro haberla visitado, tiene unos jardines impresionantes y muy bien cuidados.

Después de un intenso día en Marrakech (con un par de días es suficiente) empezaba nuestro recorrido por las profundidades del país, sumergirnos en la cultura bereber.

Cordillera del Atlas

Empezamos cruzando la cordillera del Atlas, subimos hasta los 2.260metros de altura, las vistas son preciosas y el camino es espectacular (y con curvitas).

Tras cruzar el Atlas (y unos cuantos kilómetros más) llegamos a la Kasbah Ait Ben Haddou, conocida porque ha sido escenario de muchas películas y series como Gladiator o Juego de Tronos.

La paja y el adobe es el protagonista de la arquitectura del lugar, parece mentira como se ha conservado con el paso del tiempo.

Otra parte del recorrido que tampoco se puedes dejar de visitar son las Gargantas del Dades y del Todrá.

Dades es un profundo desfiladero localizado en el Alto Atlas y Todrá da la sensación de que te envuelve, las paredes de las montañas que la rodean son de una altura tremenda, la verdad es que una preciosidad y no podría decidirme por cuál me gustó más.

El desierto del Sahara, la octava maravilla del mundo

Seguimos nuestro camino, el objetivo era la guinda del pastel, llegar hasta el Sahara.

Llama la atención el paisaje, tan pronto estás entre grandes palmerales como que te encuentras en el desierto.

Los pueblecitos que vas cruzando dan buena información de sus costumbres y cultura.

Aún las mujeres lavan en el río, el burro es su medio de transporte y los hombres son los que hacen la compra en los mercados ambulantes que van una vez en semana donde se venden cabras, verduras y todo tipo de utensilios.

Por fin llegamos a Merzouga para pasar una noche en el desierto y es de obligado cumplimiento. Aconsejo que cojáis una haima de lujo, merece la pena estirar el presupuesto y darse el capricho.

Están muy bien preparadas, tienen su cuarto de baño privado completamente equipado con agua caliente y después de varios días en carretera y un paseo en dromedario, ver esa habitación es como llegar a un oasis en el desierto.

Te recomiendo pegarte el madrugón y ver el amanecer, aunque después de ver la caída del sol a lomos de un dromedario en mitad de las dunas del Sahara el amanecer me supo a poco.

Ha sido un acierto coger un guía con coche para nosotros solos en los días que estuvimos, él se encargaba de recogernos y llevarnos por todo el territorio.

Y teniendo en cuenta que se hacen muuuuuchos kilómetros, que se encargue alguien que se conoce el terreno te lo hace mucho más llevadero y aprovechas mucho más el tiempo.

Mínimo hay que coger cinco días para que este viaje sea llevadero. Aquí fue donde realmente acertamos eligiendo a Los Viajes de Sofía porque todos los recorridos que habíamos visto hasta el momento eran de 4 días, haciendo el camino de regreso del desierto a Marrakech en el mismo día, y hubiera sido un auténtico palizón ahora que ya lo hemos vivido.

Nosotros hicimos noche a mitad del camino en Ouarzazate (el Hollywood africano) y pilla entre Merzouga y Marrakech, fue lo mejor que pudimos hacer.

El hospedaje lo hicimos en alojamientos tipo Riad, muy típico del país (y auténtico). La atención fue muy buena, así como las comidas en los hoteles.

Solo hay una pega para personas mayores, con movilidad reducida o que viajen con carritos de bebé, y es que las habitaciones que están en pisos superiores no suelen tener ascensor.

Lo peor del viaje, para mí, han sido los restaurantes de carretera, pero no hay más remedio que comer ahí en algún momento de la ruta por Marruecos, lamentablemente.

La experiencia en general ha sido muy bonita, Marruecos es un lugar muy especial por sus colores, su gente, su hospitalidad…

Muchas gracias por este recuerdo imborrable, Sofía ☺

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