¿Buscando las vacaciones tranquilas de tus sueños? ¡Estupendo! No busques más. Un viaje de lujo a la Polinesia Francesa organizado por Los Viajes de Sofía es lo que mejor que te puedes dar si lo que necesitas son unas buenas vacaciones.
Yo llevo enamorada de estas pequeñas islas desde que las visité por primera vez. ¿Sabes esa imagen que te viene a la cabeza cuando piensas en un paraíso terrenal? Alguna de estas islitas posiblemente sea en la que estés pensando. Y es que son, tal cual, una imagen del Edén.
La Polinesia Francesa es conocida por sus arrecifes de coral, sus montañas tupidas de verde contra el límpido cielo azul y sus casitas sobre el agua serena y cristalina que rodea una playa en la que las palmeras se inclinan como si quisieran darse un baño también.
Es un sitio que invita a tomarse la vida con calma, a tenderse un momento sobre la arena y reflexionar que quizá todo debería ir un poco más lento. Sin duda un destino perfecto para una luna de miel de mayo.
Los primeros europeos que exploraron las islas sintieron algo parecido. Los relatos de sus expediciones pudieron parecer exageraciones para sus contemporáneos pero hoy sabemos bien que no lo eran. Un paraíso terrenal habitado por una gente sencilla y libre.
Y no ha cambiado tanto desde entonces. Solo que ahora hay aeropuerto y wi-fi y no tenemos que ser un temerario explorador oceánico para visitarlas.
Así que ya sabes, un viaje de lujo a la mítica isla de Bora Bora ¡no lo dejes escapar!
Índice
¿Dónde está la Polinesia Francesa? ¿Cuándo viajar?
No debes preocuparte mucho por cuándo poder viajar a la Polinesia Francesa. Estas islas gozan de uno de los climas más apacibles y estables del mundo.
Días soleados casi todo el año, unos meses algo calurosos y húmedos, otros algo más frescos y secos, pero solo eso. Nada de monzones, ni nada por el estilo.
¿Pero dónde demonios está la Polinesia Francesa? Pues bien, además de en tus sueños plácidos, los archipiélagos que componen la Polinesia Francesa son un pequeños puntos en la inmensidad del océano Pacífico, al oeste de Australia.
Aunque las islas son muy pequeñas ocupan un gran territorio (¡casi tan grande como Europa!), de hecho se tardaron decenios en descubrirlas todas.
La Polinesia Francesa no es un territorio independiente es una colonia francesa de ultramar desde 1870, lo cual facilita bastante las cosas para viajar allí evitando cualquier lío administrativo, además de gozar de la legalidad y seguridad del estado Francés.
Por ejemplo, gracias a eso no hace falta visa para viajar a la Polinesia Francesa como turista. ¡Pero no olvides tu pasaporte en vigor!
Además por el tema de seguro de viaje no tienes que preocuparte. Desde Viajes de Sofía nos encargamos sin problemas.
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Los tahitianos, además de tahitiano y algunas otras lenguas polinesias, hablan francés así que a practicar mes chers amies.
¿Qué hacer? Muchas opciones, todas buenas
Las playas de arenas de colores irreales que van del blanco al rosado o incluso casi negro son suficientes para disfrutar de un gran viaje pero estás muy equivocado si crees que es lo único que estas islas ofrecen.
Muchas de las islas están rodeados por un arrecife de coral que crean piscinas naturales de colores mágicos habitados por multitud de especies de algas, peces y otras criaturas.
Es el sitio perfecto para practicar submarinismo o simplemente nadar tranquilamente, la transparencia del agua te permite ver todo con nitidez. ¡Si te atreves puedes darte un paseo entre tiburones grises!
También puedes probar a hacer kitesurf alrededor del arrecife ¡es una pasada! O si eso te parece un poco farragoso siempre puedes recorrer las aguas turquesas en un kayak.
Entre julio y octubre la Polinesia Francesa es uno de los mejores lugares del mundo para avistar ballenas jorobadas que acuden a este magnífico lugar para aparearse. Viendo la belleza del paisaje, entiendo su comportamiento.
Más allá de la playa
No te dejes embaucar solo por las playas, un viaje a la Polinesia Francesa esconde grandes sorpresas. Las selvas de la polinesia esconden hermosos valles entre los que resuenan las cascadas y la fragancia de flores cubre el aire.
En Bora Bora, la perla de la Polinesia, está el Otemanu de 727 metros de altura, nada mal para una isla tan pequeña. Un lugar legendario entre la población originaria. No hay nada más que verlo, esas enormes rocas dispuestas en extrañas disposiciones tupidas de verde y coronando el arrecife tiene algo mágico.
Si no te hace moverte mucho siempre puedes darte un paseo por los sensuales jardines repletos de gardenias e hibiscos.
También puedes visitar un marae, espacios construidos con enormes piedras de basalto, eran antiguos enclaves religiosos en los que los polinesios realizaban sus rituales. Se respira un halo de pureza espiritual en estas islas.
Las culturas polinesias son sencillas y sofisticadas a la vez, como su tierra quizá, relajante y seductora, una playa paradisíaca que rodea a lo que una vez debió ser un feroz volcán.
Una de las cosas más conocidas de la población polinesia son sus danzas. Tanto las de los guerreros que un día usaron para atemorizar a los clanes enemigos, como las de las mujeres con sus tocados de flores y sus hipnotizantes movimientos.
El plan perfecto para ti
Supongo que ya te has convencido de que un viaje de lujo a la Polinesia Francesa es una gran idea. Pero organizar un viaje y todo es eso es un lío ¡qué pereza! No te preocupes, yo me encargo, tengo un plan que seguro te va a gustar.
Diez días en la Polinesia Francesa en hoteles de lujo y sin nada de lo que preocuparse. ¡A qué esperas!
En Bora Bora os recomiendo el Hotel Hilton, donde podéis hospedaros en una genial suite dentro de las estructuras polinesias tradicionales sobre el mar ¡con spa además! Échale un vistazo y procura que no se te haga la boca agua.
Aunque debo reconocer que el Hotel Le Taha’a situado en la isla homónima es mi favorito.
La Polinesia Francesa te está esperando
Ruta por la Polinesia Francesa
Llegamos a Papetee y pasamos allí un primer día para luego a ir a Tahaa una de los rincones más bellos de las Islas Sociedad.
Tiene la auténtica arquitectura polinesia de casitas de madera sobre pilares marinos en un arrecife de coral. Es famosa por sus plantaciones de vainilla y sus granjas de perlas. Todo en un espacio natural fascinante.
Unos días de libertad para disfrutar de este exuberante enclave y luego vamos a Bora Bora. La ciudad más famosa de la Polinesia ¡y con razón! Su forma es ya increíble, una montaña volcánica amurallada por pequeños islotes alargados alrededor que crean una laguna de coral en el interior de la isla.
Aquí podrás disfrutar de cinco en los que realizar actividades a tu gusto o simplemente disfrutar tranquilamente de este ambiente edénico.
Finalmente hay que volver a casa. Esto es lo único malo que tiene un viaje a la Polinesia Francesa. Una vez llegas, no quieres irte. Con todo, no hay nada como un viaje de lujo a la Polinesia Francesa para descansar cuerpo y mente y cargarte de energía positiva.
Y recuerda que los viajes de Sofía son personalizados, así que si quieres cambiar algo del plan a tu gusto, no lo dudes, haz una consulta y seguro que lo podemos organizar sin problemas.
Si tienes alguna cuestión, no dudes en preguntar: info@losviajesdesofia.com
Un saludo,